lunes, 16 de abril de 2007

Cruce de calles


De las cosas que más me ha gustado hacer y en cambio, menos he hecho, está el viajar. Es algo que me ha atraido siempre, supongo que va unido al carácter de cada uno. Conocer otros lugares, personas, aprender , siempre ha estado viva mi curiosidad por ello; después, aunque lo haces, notas que es poco, que cada vez que sales, no te sacias, que quieres más y más, pero por muchos motivos, te quedas corta, sales muy poco y cuándo al fin, alguna vez lo vuelves a hacer, notas que estás a punto de explotar de alegria, por poder por fin obtener por unos dias esa satisfacción a tus ansias. Y claro, se me nota , mucho, el que viajo muy poco y que voy cómo el que acaba de salir de una habitación sin vistas; me quedo extasiada ante casi cualquier cosa, del tipo que sea. Lo mismo me detengo ante el gran monumento, que ante un parterre en un parque, ante un cuadro, que en un cruce de calles, viendo deambular a las personas de la localidad; observando la forma de andar, su forma de vestir, la manera en la que se dirigen cada uno a dónde les corresponde. Jóvenes, mayores, trabajadores , estudiantes, niños, jubilados, todo el grupo variado de personas que suele haber en cualquier ciudad casi, de cualquier pais, casi también. Ves las variedades inmensas de comportamiento, de forma de vestir, de vivir y, aprendes, valoras, deploras, depende de ti, eso ya está en ti. Pero, sobre todo, se trata de sentir a la gente, y quedarte con la idea de haber podido llegar a percibir más o menos intensamente, otros modos de vida en general , pues sólo se trata de mirar unos segundos, en un cruce de calles.

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